¿A las puertas de un “boom” de energías limpias en Cuba?

Decretos, resoluciones, programas y estrategias, van y vienen sin que el Estado logre darle solución al problema de los combustibles fósiles en Cuba. Más del 92 por ciento de la generación de energía eléctrica aún se sustenta de fuentes fósiles; gases nocivos para la salud y de gran impacto para el cambio climático. En momentos en que el mundo se mueve hacia las energías limpias en la Isla decae cada vez más su producción, alcanzando en 2023 sólo un 5 por ciento de generación.

Se pronostica que en el 2030 Cuba debe generar el 29% de la electricidad a partir de fuentes renovables. Petróleo crudo y gas acompañante y las FRE 50/50. Para el 2050 deben ser 100% FRE

El presente año -como en los anteriores- los organismos estatales presentaron pronósticos a largo plazo para generar energías renovables al 29 por ciento y sustituir los combustibles fósiles. Reducir el impacto ambiental y socioeconómico de la importación del 60 por ciento de combustibles es otro de los objetivos para el 2024, ya que en el país se produce solo un 40 por ciento del crudo para termoeléctricas y gas natural. La energía eólica, la biomasa y la fotovoltaica, se proyectan dentro de estos planes como la vía idónea hacia la seguridad energética; teniendo en cuenta el enorme potencial que posee el país.

Sin otra salida para la crisis energética y en un intento desesperado por contener otro posible estallido social, ante el creciente malestar de los ciudadanos; aparecen disímiles inversiones y proyectos a corto plazo desde la Unión Eléctrica (UNE). Entre ellos vale destacar: la construcción de tres parques solares fotovoltaicos donados por la Agencia China de Cooperación Internacional en municipios de Villa Clara, Ciego de Ávila y Holguín que generarán 12 MW; el financiamiento para el montaje del parque eólico Herradura I, en Manatí, Las Tunas, y la realización del sistema de parques fotovoltaicos en la Isla de la Juventud, gracias a una donación millonaria de la Agencia japonesa de Cooperación Internacional (JICA); y el apoyo de la Unión Europea a través del Programa de Apoyo a la Energía en Cuba, con una financiación de 18 millones de euros.

El ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, señaló que el propósito de alcanzar en 2030 el 29 por ciento de generación de electricidad, y algo más, a partir de las FRE, “es cumplible y se está haciendo para ello.

Estamos realmente a las puertas de un “boom” de energías limpias en Cuba? Es tendencia mundial la transformación hacia las llamadas “energías verdes”. En una reciente conferencia de prensa el Ministro cubano de energía, Vicente de la O Levy, declaró planes para instalar nada más ni menos que 92 proyectos solares para 2028. Existen además 24 mil 81 paneles solares aislados instalados en escuelas, policlínicos y viviendas aisladas. Actualmente la Isla cuenta con 70 parques solares fotovoltaicos operantes, 12 parques solares en ejecución y 20 proyectos de 100 MW sin adjudicar, según refiere el Ministerio de Energias (MINEM).

Observando la rapidez con que el Estado planifica llevar la transición energética a todo el país y conociendo la precariedad socio-económica imperante, se puede suponer que en este proceso no se hayan respetado las restricciones medioambientales requeridas. Cuestiones como la ubicación de las plantas eólicas o fotovoltaicas son de suma importancia, pues puede traer consigo la aparición de insectos infecciosos como la mosca negra. La tierra también se ve afectada, así como las aguas subterráneas, por el empleo de dinamita durante la construcción de estas instalaciones. Otro factor negativo a tener en cuenta, es la contaminación sonora de los molinos situados a menos de 50 metros de las viviendas. Los parques solares además, generan abundantes residuos tóxicos durante su fabricación y para su instalación es necesario realizar movimientos de grandes extensiones de terreno, trayendo como consecuencia una alteración de los ecosistemas locales.

Sin la necesaria participación de los ciudadanos es imposible lograr la transición energética con éxito. La ausencia de transparencia de los organismos estatales cubanos y la desinformación sobre las etapas de desarrollo de cada proyecto, aumentan el desinterés de la población. El Estado deja en situación de desamparo a los habitantes al no ofrecerles indemnización alguna por la devaluación del terreno luego de ser construido. Otra cuestión a cuestionar es si las energías benefician o no directamente a los habitantes en lugar de a las empresas estatales.

Después de tantos años esperando soluciones mientras la crisis energética se agrava cada vez más, el pueblo ha perdido toda esperanza en la gestión estatal. El gobierno ha demostrado una incapacidad total para llevar a Cuba hacia una transición ecológica justa. Beneficiándose de subsidios, donaciones y prebendas, se ha sumado a la comparsa de regímenes totalitarios como Venezuela para, valiéndose de la agenda ecologista, lavar su imagen al estilo del más burdo Greenwashing (Lavado Verde). Increible que existan plataformas dentro y fuera de la Isla sustentando esta deleznable estrategia y ofreciendo al pueblo falsas promesas de cambio y progreso ¡Que nada nos asombre!